Pilar Norte de la Aguja Negra (historia viva del Galayar)
Texto de Dani Orte, fotos de Dani Orte y Lagarto.
Pilar del Emabarradere, Pilar Central del Freney, Pilar Norte de la Aguja Negra… No se por qué, pero todas las vías que empiezan por Pilar me resultan especialmente atractivas. La RAE define Pilar como elemento estructural resistente, de sección poligonal o circular, con función de soporte. Un Pilar es pues el punto más resistente de una montaña. Su espina dorsal…
Yo había oído hablar del Pilar Norte de la Aguja Negra desde que empecé a ir a Los Galayos: decían que más de uno se había ido al suelo en los primeros metros, que era una vía dura, poco repetida, reino del musgo y la soledad.
Recientemente hemos sabido que ha sido la protagonista de la última liberación de los Galayos a cargo de Samuel Ortega, que a falta de repeticiones propone 7c para el primer largo y 7b para el segundo.
Personalmente, tanto su apertura en 1972 por Miguel Ángel Gallego y José López ¡hace 45 años!, como su reciente liberación, me parecen gestas dignas de admiración y reflexión. La primera porque era una apertura valiente, ambiciosa y expuesta cuando apenas había vías en esa pared. La segunda, por el tesón y la perseverancia de Samuel, qué nadie sabe cuántas horas habrá pasado limpiando y ensayando esos dos primeros largos.
Nosotros (el Lagarto de Bustarviejo y yo) hemos ido, unos años después de hablarlo por primera vez, a repetirla. Nuestro estilo ha sido clásico – porque hemos pedaleado los dos primeros largos – y alpino – porque hemos ido por el día desde casa, desde la vecina Sierra de Guadarrama -. Claro, ha sido una paliza, porque salimos a las 5:30 de la mañana y estábamos de vuelta en casa a las 1:30 de la mañana, 21 horas después.
Los dos primeros largos recorren un sistema de fisuras irregulares, flanquean un techo y salen por un diedro desplomado. Son 60 metros en total y, en mi opinión, el primero de ellos, es más que el A2 que dicen las guías (fuimos sin clavar, evidentemente). En esos primeros metros, si no pones atención, te puedes ir al suelo. Los tres largos de arriba los hicimos en libre, y nos sorprendieron por su dureza y su belleza. El tercer me pareció especialmente duro, 6b mínimo, pero no tengo la seguridad de haber seguido el trazado de la vía original. Yo fui por una perfecta fisura de manos y puños en la que eché en falta haber llevado algún cacharro grande de más.
En la cima unos minutos de calma, de silencio, de soledad total, de agradecimiento eterno a las montañas por su generosidad. Otra vía tachada de la lista, otra vía de las que te enseñan, de las que te hacer querer seguir escalando…
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